En los últimos tiempos en redes encontramos mucho material sobre «relaciones tóxicas» los términos «narcisista» o «psicopáta» se encuentran con frecuencia para describir los personajes que se hacen parte de relaciones que no son funcionales y que pueden originar mucho sufrimiento.
Sin duda estos personajes existen, pero más allá de mirar a los personajes que hieren, abusan o maltratan, cuánto nos preguntamos ¿por qué estamos en este tipo de relaciones?
Sufrir las relaciones
En estos tiempos muchas personas están «sufriendo» las relaciones, enfrentandose al dolor y el drama de estar con el otro, justo cuando se empiezan a relacionar bajo la promesa de enamoramiento o amor, de compartir la intimidad y sentirse bien.
Las relaciones intensas, llenas de ir y venir, de desencuentros y encuentros, de incomodidades, emocionalidades, pasiones desbordadas, heridas emocionales, suelen ocurrir por una atracción inconsciente, no suelen ocurrir por la elección del corazón, son llamativas, impulsivas, rápidas, y usualmente allí no actúa el libre albedrío, actua «el karma».
El concepto de Karma y las relaciones
En la religión budista y en el hinduismo, Karma es la creencia según la cual toda acción tiene una fuerza dinámica que se expresa e influye en las sucesivas existencias del individuo.
Karma significa «acción», no es precisamente negativo, el concepto se basa en entender que toda acción genera una reacción, y esa reacción, esa consecuencia, llegará tarde o temprano.
Las relaciones regidas por el karma o «karmáticas» tienen una función en el desarrollo del alma: trasmutar el efecto del karma por acciones del pasado.
Las relaciones karmáticas tienen un propósito
Si has leído hasta aqui, respira y antes de hacer corto circuito por lo que vas a leer o dar una explicación psicológica, tomalo con calma: El propósito de estas relaciones es que podamos evolucionar, estas relaciones nos llevan a mirarnos a nosotros mismos para liberarnos de los efectos de las acciones del pasado y poder elegir en consciencia y desde nuestro verdadero libre albedrío otra manera de experimentarnos.
Muchas personas en los espacios personales me preguntan ¿Por qué me pasa esto? ¿Por qué me cuesta tanto dejar esta relación? ¿Por qué permito que me traten así? ¿Por qué atraigo este tipo de relaciones? ¿Qué hago con esta relación?
Lo primero que te quiero decir es que estas relaciones son de mucho aprendizaje, muy intensas, muy incomodas, a veces muy dolorosas, pero mueven un paquete de karma inmeso en las capas que nos envuelven que no nos dejan ver lo que somos en realidad.
Cuando el mundo interior se mueve
Este tipo de relaciones nos puede mover de tal manera que terminamos rompiendo una capa que se ha endurecido de tanto querer proteger el corazón del sufrimiento, pero que es necesario remover para evolucionar.
Desde la visión del ego hay mucho dolor, frustración, incomodidad, la promesa de enamoramiento e ilusión inicial se quiebra y duele, pero desde el punto de vista del alma, es una forma de poder trabajar en la disolución de un paquete karmatico que entorpece nuestra evolución.
En las relaciones karmicas, lo que sucede es que uno a otro se muestra esa parte que aún no está resuelta y voila… es la oportunidad de oro de resolverla.
No siempre lo logramos a la primera
Pero no siempre estamos tan despiertos y conscientes de eso, entonces nos resistimos, luchamos, nos enfrentamos una y otra vez al dolor de los resultados de las acciones del pasado, repetimos patrones que suelen ser consecuencia de lo que generamos años atrás, de otras vidas, de capas que rodean nuestro adn, de memorias ancestrales.
El caso es que el resultado de elegir esa relación no es producto de lo que eres hoy, sino de lo que traes en tu paquete energético.
De la incomodidad, de allí la importancia de hacernos conscientes, de aprender a reconocer la energía sexual, moverla, activarla para remover bloqueos, de allí la importancia de silenciarnos, meditar, contemplar, para tomarnos a nosotros mismos con más calma y más madurez emocional y y espiritual y aprender poco a poco a liberarnos a nosotros mismos.
¿Una persona tóxica o una creación tóxica?
En esta vida podemos elegir diferentes tipos de relaciones y todas nos enseñaran algo sobre nosotros mismos, pero sea la que sea, la eliges y aceptas tú, así que si un patrón de relaciones toxicas se repite, no tiene sentido lanzar la responsabilidad al otro, quizás es momento de preguntarte, ¿Por qué creo esta realidad? ¿Por qué elijo este patrón de relaciones? ¿Por qué me vuelvo tóxic@ para mi mismo?
No te has parado a pensar que quizás lo tóxico es crear una y otra vez realidades de maltrato y falta de amor y que quizás es ahora el momento de detenerte y pensar en quedarte un rato contigo mism@ y ocuparte de abrir el corazón, de sanar tus heridas, de dejar de reaccionar y ocuparte de elegir tus acciones.
Puedes elegir, ¡el libre albedrío existe!
Mira dentro de ti, elígete a ti, elige buscar el amor en ti y empieza a entender que si te quedas allí donde te maltratan, donde no sientes amor, donde sufres, es porque lo has elegido desde alguna parte de ti y así como llegaste allí también hay una fuerza que surge de adentro desde donde puedes elegir construir otro destino, otra manera, desde donde puedes elegir salirte.
Nada justifica el abuso y el maltrato del otro, pero puedes irte, puedes superarlo, puedes elegirte, puedes agradecerle mostrarte lo que ya no estas dispuesto a vivir y comenzar de nuevo, aprender a amarte y cada vez ir un poco más adentro de ti y no buscar allá afuera lo que detona ese poquito de serotonina, ese boom de dopamina y que luego de devuelve al drama y la tristeza.
El alma tiene una mejor historia preparada para ti, atrévete a ir por ella. Detente, respira, así como entraste, puedes salir, agradecer el aprendizaje y decidete a construir una nueva forma de relacionarte.
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